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Me dijeron que era diferente,
pero nunca supe porqué,
ya que mi vida fue corta
que no llegué a comprender.
Recuerdo que al llegar cosas raras sentí,
en realidad no sé bien, si cuando vine o partí.
Tuve un cordón a mis emociones,
viviendo en la oscuridad.
Siempre estuve acurrucado,
sumergido en la humedad.
Mis fuerzas crecen..., nado y nado
Encerrado en mi burbuja,
sin llegar a ningún lado.
Mi pensamiento la contamina.
Me libero de mi mismo.
Todo tiene un final,
todo, todo se termina...
Veo el túnel, del que tanto hablaron...
Allá voy...
Me libero...
Hay mucha luz..., enceguece...
Extiende sus brazos... me recibe...
mi cuerpo se desprende... se estremece.
¡Todo ha empezado! ¡Todo ha terminado!
Como parte del proceso me sacuden...
Me duele... ¡Grito! ... ¡Soy un llorón!
Escucho la voz del Doctor que dice:
--Felicidades Mamá, es un varón.
¿¿O ese otro señor que expresa??:
--Has venido, hijo querido.
Y no entiendo... ¡con franqueza!
si es que me fui..., o he venido.
Aunque ahora entiendo mejor
que la diferencia no esta en mi.
En la frase del doctor se encuentra la sutileza
igual que la del señor,
que me habla con franqueza,
diciéndome claramente,
que nunca vine ni me fui...
ya que es mi corazón el que sigue estando aquí.
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A Juan Ignacio
Hijo de un gran amigo. en la semana del aniversario de su desaparición.
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