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HIPOCRESÍA. Imbéciles que ayudan a otros olvidando a sus propias familias.

Cuanta hipocresía que vive entre nosotros. Es como un alienigena transparente que se va incorporando en los cuerpos de los desprevenidos que no tiene defensas morales para combatirlo.
Específicamente hablo de los miembros de muchos clubes o asociaciones que se jactan de hacer beneficencia o emprendimientos sociales para ayudar a la comunidad y descuidan a sabiendas a sus propias familias.
Hipócritas que se llenan los labios con palabras como "tenemos que ayudar a los discapacitados haciendo rampas en las esquinas" en reuniones del "Club de leoncitos", mientras desde hace años no son capaces de ver a sus propios familiares minusválidos porque avergüenzan.
¡Ayudemos al prójimo! Proclaman estos imbéciles de familias bien establecidas, al tiempo que las mujer los engañan porque se cansaron de ser desatendidas, o los padres ya no los llaman porque teniendo cáncer ni se acercan a preguntar sobre su estado de salud.
Hipocresía es lo que estos señores llevan en sus venas, esas mismas venas que descartaron los valores morales de la lengua para adentro, pero sostienen en las afueras para disimular una fachada irreal de sus miserables vidas.
Señores felices, con esposas gordas, hijos saludables y perros guardianes. Todas familias "Ingalls", o eso es lo que creen que son, cuando la realidad marca que sus hijos los maltratan, no soportan a sus mujeres y ni el perro les prestaría atención si no estuvieran en una "sociedad de nobles caritativos" que les presta la imágen.
HIPOCRESÍA: Falsedad, fingimiento, doblez, simulación. Condiciones indispensables para ser socios de algún "Club de Leoncios"

Nota: mi entorno más cercano entenderá a quien va dirigida esta nota. El resto, sepan disculpar.

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