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miércoles

El arte efimero y eterno de Marta Minujin

Si hablamos de la Reina del Pop muchos pensaran en Madonna o Britney Spears, pero los argentinos tenemos una reina que va más allá de la cultura de la música. Marta Minujín es nuestra reina del pop y lo demuestra desde que de su mano el arte pop se impuso en Argentina.

Estudio en la Escuela de Bellas Artes con un examen de ingreso puntuado en 10 y con una carrera en escultura, grabado, dibujo y pintura en la que se destacaría por su talento. Pero la trayectoria de Marta Minujín comienza cuando decide abandonar todo y al presentarse con pinturas excepcionales en diferentes concursos. Y comienza su trascendencia cuando a los 16 años gana la beca de la Embajada de Francia y al mismo tiempo 1er. premio del Salón de la Sociedad Hebraica. A partir de ahí comienza una extensa trayectoria que se extiende hasta hoy y que ha cosechado premios, y experiencias artísticas sin precedentes.

En sus propias palabras “aprendí las técnicas de escultura, pintura, grabado, a la perfección, hasta que me fui a vivir a París y destruí todo lo que había aprendido para desaprender el arte” En la medida que su trayectoria avanzaba, en su adlescencia y por los estudios académicos era formalista, luego pasó al relieve descontracturado de los materiales, con cajas de cartón primero y con colchones después. Y según sus propias palabras, “como me gustaba mucho la escultura, primero esculpí, después pasé a la cosa y el significado de cosa, es eso, no es escultura, no es pintura, no es nada es una cosa.”

El diseño expositivo de sus obras presenta un formato afín a la vorágine que marca su impronta de trabajo. En su carrera se incluyen obras pertenecientes a colecciones públicas y privadas, entre las cuales se encuentran por ejemplo sus obras más paradigmáticas, como: La destrucción (1963), ¡Revuélquese y viva! (1964), La Menesunda (1965), El Batacazo (1965), Simultaneidad
en Simultaneidad (1966), Importación- Exportación (1968), Kidnappening (1973), The Soft Gallery (1973), Imago Flowing (1974), La academia del fracaso (1975), Comunicando con tierra (1976),
El Obelisco de pan dulce (1979), El Partenón de libros -que realizó con títulos
prohibidos durante la dictadura militar en 1983- y Operación Perfume (1987), entre muchas otras. Además, Malba exhibe en la terraza del museo una selección de esculturas producidas por la artista
durante los últimos 20 años. En una de las últimas exposiciones retrospectivas que se hicieron en su honor, explica su curadora, (Victoria Noorthoorn) que “En líneas generales, la exposición se concentra en la Minujín que no conocemos dadas las escasísimas exposiciones analíticas de esta gran artista en nuestro país. Me refiero a las facetas relativas a una producción que además de libertad, vorágine, exceso y egocentrismo, se caracteriza también por su método, precisión, rigor, resistencia,
generosidad y un fundamental espíritu crítico, todas cualidades que claramente han contribuido a conformar una producción de vanguardia tan variada como compleja y a constituir a Marta Minujín
en una autogestora de proyectos artísticos como no ha visto la Argentina”

Y así es como en su propio país a veces los artistas no son profetas. Marta es reconocida en Nueva York como una de las pioneras junto a Andy Warhol del arte Pop en América, mientras que en Argentina todavía se sigue discutiendo su obra sin darle el espacio que realmente se merece.
“Todo lo que hice anteriormente a involucrarme con “la cosa”, que fue primero con la pasta en el piso, luego agregándoles cajas, luego pasé a los colchones-cosa y después a la cosa para meterse adentro. fueron obras que no eran mías, no era yo. Yo soy yo cuando descubro la cosa. Era
obra que podías encontrar en cualquier parte del mundo, no sentía que era mía.” Perro cuando comienza con el conepto de cosa, esa cosa para meterse adentro, para colgar, la cosa que no es escultura, que parece una escultura pero representa una idea y empiezo ya con la Menesunda a desarrollar mis ideas.”Esa es la definición de Marta sobre la trayectoria y el desarrollo conceptual
que tiene de su obra y a la pregunta de cuál es la obra que tiene una mayor personalización y personificación de su obra dice: “Creo que La menesunda es la gran obra magistral de la década del
sesenta que es donde se me ocurre a mí la idea de la participación masiva de la gente, porque en lugar de ir la poca gente que iba al Di Tella toda sofisticada, iba la señora de la feria y todo tipo de gente.
Y después vino el tema del arte conceptual, en el cual el arte es un concepto, el video-arte y las  demás variantes, pero lo que revolucionó todo fue sin duda La Menesunda, porque ahí estaba contenido la cosa, el objeto, el video, y la participación.”

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