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viernes

Entrevista a Mario Parmisano- e-magazine HC

Un jazzero con olor a tango

Mario Parmisano
Por Walter Gustavo Telesca




La visita a la Legislatura porteña para presenciar el acto en el cual fue declarado Persona Destacada de la Cultura de Bs. As, disparó la idea de hacer una entrevista para que nuestros lectores tuvieran la oportunidad de conocer más a Mario Parmisano, ese gran músico porteño que tiene el jazz - tango de Bs .As.
Hacía tiempo habíamos hecho una nota y desde entonces la relación quedó sellada y etiquetada como de amistad. La entrevista comenzó hablando como amigos de años.

¿Cómo es tu experiencia con los jóvenes y la nueva tecnología que acompaña a la música?
El manejo de la información y las nuevas tecnologías ayuda muchísimo porque tenés acceso a todas las cuestiones técnicas de escalas, de armonía que en mis épocas de estudiante eran imposibles de obtener fácilmente. Tenías que ir a Berklee y estudiar seis años para saberte todo. Les cuento una experiencia allí: Estuve tocando en Boston con Al Di Meola en una especie de clínica. En realidad nosotros estábamos probando sonido y los pibes iban con sus tablets y yo me sentía medio raro, primero porque hablaba poco ingles y no había un latino ni a palos y segundo porque iban a venir pibes con microscopio a examinarte musicalmente. Pero bueno, cuando empezamos a tocar y me tranquilicé me dio un placer tremendo ver cuando largaron las tablitas y reposaron en sus sillas disfrutando con atención lo que se estábamos tocando. Y me dije: “ya está puedo tocar tranquilo” porque ese gesto es más poderoso que las palabras.
Técnicamente qué me iban a preguntar a mí si tienen a los mejores profesores del mundo. En todo caso que escuchen lo que nosotros hacemos, que seguro iba a ser distinto a lo que les enseñan y nos pregunten sobre los ritmos sudamericanos y sobre las cosas ajenas a lo que habitualmente Uds. estudian era mucho mejor.

¿Y surgieron?
Si totalmente. Además nos queda como anécdota que desde el fondo apareció un brasilero gritando “la chacarera es lo mejor” y me quedé helado porque todos los gringos empezaron a preguntar ¿chacarera what is these? (risas)
Indiscutidamente es una de las mejores universidades del mundo junto con La Escuela Juilliard en New York.

De todas formas vi que en el acto donde fuiste distinguido bromeaste con un Ipad que tenés para las partituras, parece que te aggiornaste bien.
Si totalmente, hay que aprovechar los recursos tecnológicos de hoy.

¿Cómo es tu relación con el público?
¡Muy buena! En el extranjero también aprendí mucho del respeto con el que se van a ver ciertos espectáculos. En muchos lugares donde se exhiben diferentes eventos culturales, empezado el mismo, no te dejan entrar.
Mucho más en Boston que en New York pero me parece perfecto porque a uno como musico también lo desconcentra el ruido del que recién entró y se está ubicando, quizás en el mejor momento en que vos estas totalmente concentrado y lo mismo sucede cuando te suenan los celulares en la mitad de un concierto…, uno piensa pero no lo apaga. Es una cuestión cultural pero hasta para sí mismo, porque si vas a ver algo, por lo menos permitite disfrutarlo y para uno como musico arruina todo un clima que es único e irrepetible y la otra gente que pagó la entrada también tiene todo el derecho del mundo a disfrutar del 100% del espectáculo sin interrupciones molestas.


¿Los temas de Piazzolla que tocas son todos arreglados por vos?
Si, basados en los arreglos originales y adaptados por mí
Astor trabajaba basándose en el bandoneón. Fue muy difícil hacer las adaptaciones para poder reemplazarlo sin perder la esencia este instrumento….ya  que es muy diferente a otros. Traté que no se pierda la esencia de la música de Buenos Aires y mantener también, en la medida que se podía, los arreglos originales sobre todo en las melodías más reconocidas de sus obras. Por eso para mí es tango-jazz y no es jazz-tango, porque el tango lo conservamos y luego le metimos la locura linda del jazz trabajando las armonías y dándole lugar a la improvisación. Por ejemplo hay momentos en que el bajo está haciendo la parte del bandoneón o del violín y yo estoy haciendo con el piano las partes de los contrabajos o de la guitarra Lo que hice realmente fue ir adaptando y así sucesivamente se fue armando para el trío en piano, bajo y batería cambiando los registros y trabajando las armonías.

¿Cómo fue recepcionado por los músicos que tocaban piezas tan diferentes como la que vos tenés en tus manos en este momento?
Los músicos clásicos tienen un amor y un respeto muy grande hacia la música de Piazzolla. Lo que no saben es interpretarla como un porteño por más buen músico que seas. Eso me lo dijo una vez Herbie Hancock cuando estábamos tocando en Alemania con Di Meola reconociendo que la música tiene “esa” cualidad que cobra identidad y le es propia.
En cambio yo pude hacer los arreglos con naturalidad y luego probarlos con la orquesta cuando fuimos a Rusia y… ¡fue increíble eso! Escuchar tocar a los rusos la música de Piazzolla y sobre todo pensar que eso lo había hecho yo con el lapicito y la goma encerrado en una habitación me parecía increíble. Pensar que un día me encontraba con esos mismos papeles en un teatro colmado y yo me acordaba de cómo la había hecho antes de salir al escenario y me decía “si la gente supiera que esto lo hice a las tres de la mañana encerrado en un cuartito.”

¿Cómo empezó tu relación de Al Di Meola?
Lo conocí acá en el teatro Opera el 18 de marzo de 1993 el mismo día que nació mi primer hijo varón. Nació  Enzo a las dos de la tarde y yo me quedé en la clínica con mi mujer hasta las siete y después pasé por casa, me cambié y me fui a teatro porque me habían invitado a conocerlo. Por supuesto, apoyado por mi esposa que me dice: “el nene y yo estamos bien asique anda tranquilo, no te lo vas a perder” Y ahí cambió mi vida realmente Enzo vino con el pan bajo el brazo.
Fuimos con Luis Salinas y nos comimos el show sin respirar. Y seguí casi todo el concierto con los ojos cerrados e iba reconociendo mentalmente notas, figuras, acordes, armonías, diferenciando los instrumentos. Es como una foto en tu cabeza y pensaba para mí…esto yo lo podría tocar, lo estoy entendiendo…
Antes de irme me invitaron a saludarlo y cuando lo conocí de la conversación salió que justo había nacido mi hijo y se maravilló que igual lo haya ido a ver para escucharlo y conocerlo y los dos hablamos de nuestros orígenes italianos y haciendo buenas migas me dice que le habían comentado que toqué con Pedro Aznar y agrega “debes ser buen musico, no tenés nada para mostrarme?” La verdad yo no había llevado nada y se muestra apenado porque al día siguiente se iba y le dije que se lo podía alcanzar a Ezeiza antes que partiera su vuelo y aunque quedó ahí como parte de la conversación yo me lo tomé en serio y se lo llevé al día siguiente al aeropuerto con una grabación de tres o cuatro temas que le había preparado.

¿Cómo siguió la historia?
Y a los 15 días me llamaron de Estados Unidos. Era la secretaria de Di Meola preguntándome si quería viajar para audicionar entre otros músicos más, sin ningún tipo de compromiso.

¿Y cómo viviste esa oportunidad?
Me preparé como un demente (risas) Estuve estudiando dos meses seguidos. Me acuerdo que me compré un disco de él, justo el último que había salido en ese momento que se llamaba Heart of the Immigrants y ahí vi la foto de Piazzolla y Gardel y me dije: “esta es la mía” porque si el tipo está buscando ésto, sentí que podía dárselo y me auto convencí yo de que era el mejor pianista del mundo para ejecutarlo.

¿Cómo fue la audición, cómo la viviste?
Fue tremendamente traumática. Yo tocaba con David Lebon acá y me encontré de golpe con partituras de 17 hojas. Tenía que estar embebido con su música y ya desde el avión estaba familiarizándome con sus temas y dos o tres semanas estuve escribiendo y descifrando su música y me compré todo sobre armonía e improvisación en jazz transpirando la camiseta como loco. Busqué la situación, la forcé y me preparé para convencerlo de que yo era su mejor opción. La noche anterior a la audición no dormí, mis nervios estaban a full. Me mandaron un car service hasta su casa y era el día del cumpleaños de su esposa. Yo estaba duro con las partituras debajo del brazo y me dice vení pibe disfrutá de la fiesta un rato. No podía creerlo pero tampoco podía aflojarme. (Risas)

¿Y cómo pasaste de la fiesta al momento de audicionar?
Y en un momento se acerca Al Di Meola y le pregunto dónde tenía su estudio y me dice: ¡Acá! ¿Queres conocerlo? Y “si” era la única respuesta posible. Asi que se sacude el agua con la que había salido de la pileta y en short de baño baja a su estudio para mostrármelo y cuando abrió la puerta quedé impresionado: un piano de cola Yamaha imponente, una consola enorme, una batería armada… Allí es donde graba y compone.
Fuimos al piano y se percata de mi bolsita bajo el brazo y me pregunta que llevaba ahí.
Le cuento que tenia escrito unos temas y el tipo con una soberbia impresionante me dice “Nadie puede escribir mi música” y se la di y le dije que se fijara a ver que le parecía y empezó a mirar y decía “ah no está mal”, seguía mirando “muy bien”, y al final dice con énfasis: “Uh esto es increíble” y se agarraba la cabeza y decía “no lo puedo creer” (risas) Y me pregunta asombrado: “¿Vos te escribiste todo esto?”  Y no me quedaba otra que decirle que si porque realmente lo había hecho y le aclaro que tenía cinco temas más.

¿Cuántos años tenias en ese momento?
Tenía 33. Si seguimos con los cruces de fechas tenia la edad de Cristo (risas).  Y ahí audicioné. Había dos estantes de guitarras de pared a pared que deberían ser unas setenta guitarras y tomó una mientras yo sentado en la banqueta del piano y se puso a tocar con la guitarra al lado de mi oído y parecía que salía fuego, con una energía y una destreza única. Jamás vi tocar a alguien así. Me agarré del piano lo más fuerte que pude para que no me lleve el vendaval musical (risas) y tocamos cuatro o cinco temas de los que yo tenía preparados. Al rato me pregunta: “¿Cuánto tardaste en escribir esto?” Y le dije la verdad, desde que salí de casa, en el avión y hasta ahora estuve escribiendo. Y se ve que el tipo no me creía y me dice como probándome que había perdido una partitura de un tema de él proponiéndome que se la hiciera para el día siguiente. Le digo que no había ningún problema y me cita para el día siguiente a las tres de la tarde para tocar un poquito más en serio.

¿Y llegaste con la partitura del tema, supuestamente perdido, al día siguiente?
¡Sí! Al otro día ya era un día de laburo normal. Estaba la secretaria y un equipo de grabación trabajando. Le dije: “Mirá Al te traje la partitura que habías “perdido” la miró y se rió como expresando “me jodiste”, me dijo “Ok, ningún error” y ordena: “vamos a tocar” y creo que superé sus expectativas porque no creyó que yo iba a escribir su música de esa manera. Recuerdo que empezamos tocando a Chick Corea.

¿Y qué anécdota te quedó de ese momento?
Yo usaba los viejos cuadernos Istonio donde me escribía a lápiz las partituras y como eran de muchas hojas me las pegaba entre ellas con cinta adhesiva mientras él tenia un copista de lujo… Cuando pongo eso en el piano me dice “¿¡Qué diablos es eso!?” y se mataba de risa. Pero me descontracturó el momento de la tensión que tenía porque yo seguía siendo probado por él hasta ese instante. Después nos pusimos a improvisar algo  hasta que en un momento me dice: ¿Y la música de Piazzola? Y ahí respiré y sentí que pasé la turbulencia y estaba a mis anchas… tocamos disfrutándo mucho.

¿Cómo terminó ese día?
Me pregunta: ¿Tenés el pasaporte al día?  Si si claro. le respondo y me poregunta ¿Precisas plata? Y si... pensé, hace un mes vengo comiendo hamburguesas y me dice: ¿Te alcanzan de adelanto u$s 5000? Y sí, claro le digo. Imaginate que yo no había visto ese dinero junto en mi vida. (Risas) Y como si nada arma una gira diciendo: el jueves tocamos en Paris, el sábado en Londres y así estuvimos de gira por todo el mundo y trabajé con él 15 años. Y fue un cambio muy grande para toda la familia. Estuve viviendo en New Jersey y todos debíamos adaptarnos a un ritmo de vida que no es parecido al que llevábamos en nuestro país.

En Argentina tuviste la posibilidad de tocar con Al Di Meola. ¿Cómo fue la experiencia de hacerlo en tu tierra?
¡Sí! Toqué en el Opera en 1998 y después en el Gran Rex en el 2000 y en el 2004. No lo podía creer. Era un honor y me llenaba de orgullo. Aunque hubiera esperado más repercusión de parte de la prensa nacional yo cumplí mi sueño igual, porque mi ambición no era ser famoso ni estar en una primera plana de espectáculos…. ¡¡Todo lo hice realmente por amor a la música!!!

¿Y el momento que decidiste dejar de tocar con él… ?
Fue en el último show en Chile y una decisión muy importante y difícil en mi vida. Las mejores experiencias en la música las viví y las conseguí de la mano de Al Di Meola que me dio una posibilidad única en la vida de poder no solamente tocar con él y sustentarme de la música sino también poder tocar con otros grandes que sólo conocía de verlos en las tapas y contratapas de un disco y que si no fuera por Al no los hubiera conocido jamás y de repente los tenía sentados al lado tocando conmigo!
También reconozco que como experiencia de vida fue increíble: aprendí otro idioma, conocí gran parte del mundo haciendo más de dos mil conciertos y grabé diez discos con él.

Ante tanta cosa buena... ¿Qué te hizo decidir irte? 
El precio que pagué también fue muy alto porque es un trabajo que te tiene muchísimo tiempo alejado de la familia, de mis afectos más importantes y también postergando mis propios sueños. Por ejemplo, cuando conocí a Al Di Meola había terminado de hacer la música de “Tango Feroz” con David Lebon y en esa época yo quería hacer mi propio disco con temas míos y tener mi grupo y todo eso quedó guardadito en un baúl.
Tuve un año sabático en el medio porque él reorganizó el grupo grabando con Paco de Lucía e hicieron un discazo tremendo “Viernes a la noche en San Francisco” que vendieron seis millones de discos en el mundo entero.  En 1996 volví y ahí recién saqué mi primer disco que se llama “Desde el laberinto” en el que participaron Pedro Aznar, J. Morelli, Colzani entre otros. Y no lo pude editar acá. No me dieron bola. Cuando lo presentaba y les decía en las discográfica con quien había estado y con quienes había tocado me decían que lo mío había sido un golpe de suerte… Finalmente lo grabé y lo edité yo en el año 2000 sacando mi propio sello.

¿Y qué te dijo Al Dimeola cuando le dijiste que ya no tocarías con él?
Cuando le dije a Di Meola que quería quedarme en Argentina me dice: ¡Estás loco, quien te va a pagar como yo! Y le aclaré que realmente no era por el dinero mi decisión sino para estar cerca de mis viejos que ya están grandes, que mis hijos estaban creciendo a pasos agigantados y todo lo que esto también significaba para mí porque está pasando la vida y tengo una familia que quiero mucho y quiero estar con ellos. Fue muy especial mi último show y el último tema que tocamos.

¿Y con las discográficas cómo te llevás? 
Te cuento una experiencia que no me voy a olvidar: Una de las veces que fui a una compañía grande como Universal, había un señor como director artístico, de quien no recuerdo el nombre. Me llamó la secretaria para tener una reunión y él me recibe diciéndome lo lindo que es mi disco, la verdad es que me encanta, siempre que voy en el auto lo escucho, llego de laburar me sirvo un whisky me pongo cómodo en un sillón para escucharlo y por supuesto te felicito por tu trayectoria y por todo lo que hiciste con Al Di Meola porque figurar con él como productor asociado es un logro muy importante…. Y bla bla bla….ya que dijo varias cosas más. Mientras tanto, con todo lo que escuchaba me puse re contento y pensaba ¡qué bueno cuándo firmamos! Y en un momento esboza un “pero”…. Y dice: “Pero sabes qué pasa, si yo te tomo en la compañía, mi sillón corre peligro porque yo también soy productor y si te acepto a vos dentro de un año estas sentado en mi sillón… asique olvídate”

¿Y que respondiste ante tamaña aberración?
Y que a mí no me interesa su sillón que solo quería grabar mi disco. Yo soy músico y sólo quiero hacer música, no vine a ser un empresario de una compañía discográfica. Y sobre eso me aclara, vas a ver que con tu trayectoria te va a resultar muy difícil. Lo lamento Mario porque tu música me encanta pero yo no me puedo poner en riesgo. Recuerdo que después se lo conté a Estela Raval y me dijo “Ay nene que lindo lo que estás haciendo pero sabes una cosa Marito ahora con esto vas a tener más enemigos que amigos.” Me quedé helado con sus palabras, pero con el tiempo le tuve que dar la razón. Ya voy editando mi sexto disco y todo me lo tuve que pagar yo.

Y para hablar un poco de tu vida ¿Cómo llegó la música a tu vida? 
Prácticamente nací con la música. El único músico profesional soy yo pero todos tocaban algún instrumento salvo mi papá que no diferencia una trompeta de un piano! (risas) Creo que nací escuchando música desde la panza de mi vieja. Lo anecdótico está con mis hermanos que me llevan entre 8 y 10 años. Ellos se juntaban con sus amigos a tocar y como yo era el chiquitito los escuchaba pero siempre me sacaban volando. Hasta que un día se fueron y agarré solito una guitarra que había quedado por ahí y empiezo a colocar los dedos para tocarla y mi hermano me escucha. Allí fue cuando la llama a mi vieja y desde ese día, me empezaron a enseñar.
Me manejaba con las tres cuerdas de abajo de la guitarra porque no  me daba la manito (risas) y como aún no iba a la escuela no sabía leer y para que las aprenda me recitaban las letras de las canciones hasta que las sabía de memoria. Así llegó un 25 de mayo y hubo un acto en la escuela que estaba enfrente de mi casa en Ciudad Evita y a mis hermanos se les ocurrió que me dejaran cantar un temita. La directora aceptó ya que al año siguiente iba a entrar al jardín en esa escuela. Y yo estaba feliz. El tema fue cuando vi detrás del telón que había 700 personas. Era el año 1964 y en la fila de adelante estaban todos los capos de Gendarmería con sus esposas y familias. Y ante ese auditorio mi mamá me dio la seguridad que necesitaba porque me dijo: “vos cualquier cosa me mirás a mí” Pero yo empecé y fue una ovación y terminé tocando cinco temas y no me quería ir más (risas) Algo me pasó en ese momento. Yo era muy chiquito pero supe que eso era lo que quería para mí, que ese era mi lugar y me sentía feliz. Tuve claro algo que seguí sintiendo siempre: ¡Vine a este mundo para esto!

¿Y el piano cómo llegó a tus manos porque empezaste abrazando la guitarra…?
Por primera vez a los siete años y empecé aprendiendo también solito…. Pero terminé estudiando y me recibí de profesor de música y desde los once años la guitarra quedó a un costado. El piano es mi amor aunque por ejemplo con Estela Raval empecé tocando la guitarra pero terminé a los dos meses sentado en el piano.

¿Qué hitos profesionales te quedaron marcados?
Bueno por ejemplo, pasar por tercer año consecutivo a tocar en la Orquesta del Kremlin en Moscú por lo que viajé con el trío.
También en el 2012 nos invitaron al Heineken Jazz Festival de Puerto Rico que se viene haciendo desde hace 27 años y nos dieron la noche del cierre con Paco de Lucía. Nunca había tocado un grupo argentino allí y ser los primeros fue un honor.
También hicimos una gira de siete conciertos por el país y el cierre fue en el Teatro Colon bajo el auspicio de la Fundación del Banco Francés que se llama “Artistas por el Educación” y tengo el honor de estar en la misma con Pedro Aznar y Horacio Lavandera quienes fuimos convocados para ese proyecto.

El año pasado tuve la oportunidad de tocar en el Teatro Gran Rex como invitación de la gente del Mozarteum Argentino y fue algo maravilloso.
Y ahora un disco nuevo que se editará en pocos meses y que viene después de “For ever Astor”. Asi que el futuro avizora trabajo presentado en el exterior tocando en el Carnagie Hall con la Sinfónica de Berklee y en teatros de Boston y por supuesto seguir tocando en otras partes del mundo con el trío solo para festivales de jazz y en teatros grandes con orquestas sinfónicas.

Mario es un músico profesional t


odo terreno pero su impronta propia es única y va más allá del género que interpreta y con una muy buena actitud para la improvisación. Además de ser un tipo muy querido y de una humildad muy poco frecuente que hace sentir tanto al público como a sus colegas muy cercanos a él y como si fuese amigo de todos.

Mario Parmisano fue declarado Persona destacada de la cultura de Bs .As, por la Legislatura porteña, un reconocimiento que pocos logran tener y aún menos ser meritorios.
El tango de Piazzolla lo conmueve tanto como él conmueve a sus seguidores con su música y haciendo un paralelo muy atinado podría decirse que es el “Gardel” del jazz porque como el zorzal Mario cada día toca mejor.

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