jueves

Si van al Spa… lleven piloto


Ir a un spa en la ciudad de buenos aires se puede transformar en una excursión a sus sentimientos más ocultos.
Gays desenvueltos, hombres solos… aburridos… es una mezcla explosiva que puede terminar muy mal.
El visitante de un spa, tendrá como premisa, relajarse, descansar y según su orientación sexual, encontrar algún “chongo” (en la jerga homosexual, dícese de un nueva compañía conseguido por un gay) que lo acompañe ocasionalmente.
De acuerdo al nivel del spa elegido pueden encontrarse en su interior, mayor o menor afluencia de personas que se sienten atraídas por el mismo sexo. Estos personajes tendrán una estrategia reacercamiento parecida a la de un felino en celo.
Luego de haberse desnudado en el vestuario el visitante inocente o víctima se dirigirá directamente al sauna finlandés (para los que no saben, es el baño de vapor) una vez en su interior se encontrará con varias personas que entre nieblas descansan en silencio.
Al pasar los minutos la gente comienza a retirarse del cuarto de baño y van quedando los más aguantadores. Es en este momento, cuando al quedar sólo dos personas, el homo-felino comienza su estrategia de acercamiento a su víctima, para poder mirarlo a los ojos directamente, y cuando no se le desvía la mirada hacia otras partes un poco más prohibidas.
Si la víctima inocente se siente demasiado observada, se retirará del sauna para pasar a otro sector del spa y volver luego. Esto no amedrentará al depredador quien seguirá de cerca a su elegida presa.
Pasaran por el sauna seco, la ducha escocesa o la piscina y ya nada detendrá al felinezco personaje que no detendrá su estrategia de seguimiento. Al regresar al sauna finlandés y luego de algunas horas de persecución constante, habrá llegado el momento para atacar.
Regresaron nuevamente al sauna finlandés, y ahora están ahí, cara a cara, victima y depredador. Ambos se miran, uno con intenciones non santas, el otro sospechando que algo sucede más allá de las tinieblas de vapor. Las demás personas comienzan a retirarse… se acerca el momento. Quedan, uno junto al otro.
Las miradas se hacen más intensas, la lengua del felino se relame los labios, su mirada apunta directamente al miembro de la varonil víctima, sus manos comienzan a manosear su propio miembro... la victima quiere salir, pero queda sorprendida e inmóvil. De repente se escucha un sonido… es la voz del depredador que dice: —Que lindo pedazo! —¿Eeeeh? – es la respuesta del desprevenido que no sabe qué pasa.
Luego de este suceso, sólo ellos saben que ocurrirá después, si la victima accede o rechaza la invitación a lo prohibido, únicamente puede ser interrumpido por el acceso de otra persona al sauna, quien sospechará inmediatamente según la posición en que encuentre a ambos.
Ante esto, la visita a un spa puede mutar de una experiencia placentera de la relajación en una exploración del inconsciente para descubrir: los odios, las fobias, los miedos o los amores hacia gente del mismo sexo.
Por eso, más allá de la relajación buscada, y parafraseando una campaña contra el sida, por las dudas cuando vayan a un spa… lleven “piloto” por si llueve.

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